lunes, 14 de marzo de 2011

Perfomance: [ para muestra un botón ]


Todo comenzó en la primera clase que tuvimos de Proyecto Integrado en Septiembre, justo al final Miguel nos adelantó que en la próxima semana nos desvelaría cuál era su idea para la Perfomance de este año y, la verdad es que nos dejó a todos con mucha intriga por saber qué es lo que nos tocaría hacer a nosotros. Durante esa primera hora nos estuvo contando los diferentes proyectos que había hecho con cursos anteriores, como el de vestir a parte de las alumnas con burka para reivindicar los derechos de la mujer y como todo el centro se quedó paralizado al verlas, y no me extraña pues supongo que sería una imagen muy impactante.

En definitiva nuestro perfomance se llamaría “Para muestra un botón” y consistiría en subirse a un tablado en el salón de actos donde cada uno contaríamos la historia de un familiar que hubiese vivido la posguerra como si se tratase de nosotros mismos.

Para ello dispondríamos de un tiempo en el que consultar con nuestras familias y perfeccionar los detalles de cada uno de nuestros personajes. Y la vez, enlazar cada una de las vivencias con un botón que sería nuestro símbolo representativo.

Cuando salimos de la clase empecé a darle vueltas al asunto porque no tenía claro a quién representar y al principio a todos nos daba un poco de corte pensar en aparecer vestidos como en los años 30-40 delante de los demás alumnos.

Pregunté a mi madre que me estuvo contando la historia de sus respectivos padres, el hambre que habían pasado, los familiares que la guerra se había llevado consigo, la forma de vida tan rudimentaria en la que se basaban la mayoría de la gente de la zona y sobre todo lo mucho que dolía que le privaran de lo único que debían tener por naturaleza: de libertad.

Pensé en utilizar para mi papel a mi abuela pero luego pensé que la mayoría de mis compañeros tendrían historias muy parecidas de miseria e injusticias y decidí a unirme al otro bando. Gracias a la ayuda de mi padre descubrí que tenía una tía abuela, Lola, que había llevado en su mayor parte una vida placentera sin preocupaciones del tipo de qué se llevaría ese día la boca o cómo alimentaría a sus hijos, si no de qué vestido estrenaría para la misa de ese domingo. Me pareció bien escribir su historia pues creí que cuando mejor notas lo mal que vivían unos es cuando puedes compararlos con otros de su época y así hice. Me informé mejor de todo lo que le había ocurrido a lo largo de su vida y lo plasmé en un comentario.

Con la ayuda de José Ángel, el profesor de historia que se ofreció para colaborar con nosotros desinteresadamente, al cabo de un tiempo empezaron los ensayos para la gran obra.
Aunque a los primeros no fue demasiada gente entre todos corrió la noticia de que lo que deberíamos hacer sería presentarnos en el escenario vestidos con atuendos de moda y poco a poco quitárnosla descubriendo así la ropa antigua que llevaríamos debajo. Una vez vestidos así comenzaríamos a “ser” nuestro personaje.

Más adelante, cuando ambos profesores fijaron una fecha de asistencia obligatoria y empezamos a ensayar vimos como la cosa no funcionaba del todo bien. No conseguíamos meternos del todo en nuestro papel y éramos tantos que la sesión ocuparía mucho más de una hora. Además, hay que ser sincero en este aspecto, no nos lo tomábamos del todo enserio pues creíamos que sería imposible llevarlo a cabo.

Pero entonces se tuvo otra idea que sería la definitiva. Lo que haríamos sería quedar una tarde para grabarnos a todos contando lo más esencial de la vida de nuestros respectivos personajes y luego ellos se encargarían de montar un video con todo ello y más trozos de grabaciones y fotos verdaderas de la época.

Pero antes de todo eso tocó la parte difícil, encontrar ropa parecida a la que llevarían nuestros familiares y que así pareciésemos lo más auténticos posibles.

Casi todos lo conseguimos pidiendo prestadas prendas a nuestros allegados o vecinos y cuando todos nos vestimos esa tarde en la sala de reuniones y nos vimos unos a otros nos reímos mucho. No estoy segura si sería por los nervios o que nos veíamos graciosos.

Cada vez que uno salía de su grabación venía muy relajado y es que hacerlas era muy complicado, debías creerte ser esa persona y, en el caso de los pobres, la mayoría, debían tener la cabeza gacha y la mirada perdida reflejando cansancio y dolor.

Cuando llegó mi turno casi consigo que Miguel y José Ángel me diesen con la cámara en la cabeza porque siempre me quedaba pillada en las mismas palabras <> creo que ya jamás se me olvidaran porque tuvieron que escribirlo en un papel y todo para que lo leyera mientras hablaba.

Además también nos hicimos una serie de fotos que serían incluidas en el video.

Y para concluir con todo como punto final de nuestro “Para muestra un botón” lo que nos tocó hacer fue pasar un día completo, el 8 de Marzo, vestidos de nuestro personaje y actuando como si estuviésemos en la época. Nada más llegar al centro nos cambiamos de ropa y soportando las miradas entre curiosas y divertidas de los demás fuimos a nuestras respectivas clases, tratando a los profesores de usted y levantándonos de nuestros asientos cada vez que alguien llegaba al aula. Aunque la verdad es que lo que menos teníamos ganas era de dar clase esta experiencia nos estaba divirtiendo mucho y lo que nos apetecía era estar dando vueltas por ahí.

En el recreo todos nosotros nos reunimos en el Módulo 3 pues fuera estaba lloviendo y nos pusimos a comer formando un círculo comidas típicas de entonces con los instrumentos indicados para ello. Trajimos de casa tortilla, embutidos, teleras de pan etc y además vasijas, platos de barro y navajas que utilizábamos para cortarlo y comerlo a pellizcos como hacían antes. Aunque a mí a otra compañera que teníamos una “clase social mayor” nos tocó desayunar pastas y galletas.
Algo que me pareció bastante curioso fue que a lo largo de la mañana cuando nos encontrábamos de frente con algunos alumnos que estuviesen hablando animadamente de repente al vernos se quedaban callados como si estuviesen viendo a fantasmas.

Durante la clase de Proyecto de ese día nos enseñaron el video terminado y la verdad es que fue todo un éxito, había quedado precioso y algunos hasta se emocionaron al ver imágenes reales de cómo vivían los niños en aquellos tiempos.

En definitiva esta experiencia que en un principio pensaba que sería muy vergonzosa acabó estando genial y todos nos lo pasamos muy bien puesto que no solo era un día diferente y divertido si no que también servía para que los demás se diesen cuenta del cambio tan grande que habíamos experimentado y también para reivindicar un poco la imagen de la mujer en la sociedad.

Ahora que todo ha pasado estoy segura de que a más de uno, incluyéndome a mí misma, no nos importaría repetir.

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