domingo, 28 de noviembre de 2010


Esta semana, el comentario trata sobre la actual crisis económica de Irlanda, que es consecuencia de la crisis económica mundial.

Desde 1994 hasta 2007, Irlanda experimentó un fuerte crecimiento económico, que comportó la creación de casi un millón de puestos de trabajo y el cambio del tradicional país emisor al papel de país receptor. Este éxito se basó en impuestos bajos que atraían inversiones y en un gran mercado inmobiliario. Sin embargo, cuando la burbuja de la construcción explotó, el precio de la vivienda cayó entre un 50% y el 60% y atrapó a todos los bancos del país, que durante los últimos años se habían dedicado a dar préstamos a particulares y promotores. Consecuencia: Irlanda alcanza en noviembre un déficit del 32% en su PIB (Producto Interior Bruto), y la UE y el FMI (Fondo Monetario Internacional) deben actuar y ofrecerle un préstamo extraordinario, a cambio de un interés bastante duro y a que la propia Irlanda realice un plan de ajuste durísimo, que desemboca en la eliminación de 25.000 empleos públicos, la bajada del sueldo mínimo (de 8,65 a 7,65 euros la hora) y la prevista emigración de 100.000 irlandeses durante los próximos 4 años.

Pero, ¿cuál es la razón de que España se estremezca ante esto? Pues el simple hecho de que Portugal está muy ligada a Irlanda, por lo que ésta puede “contagiar” su mala situación económica a Portugal; y teniendo en cuenta que España tiene invertido en Portugal 80.000 millones de euros, España caería también, que a su vez podría provocar la caída de Italia, que a su vez…

Conclusión: la situación actual es debida a la cara oscura de la globalización, la internacionalización de los bancos…etc., que es la interdependencia entre los países, que crea una situación de cadena de dominó, por lo que cuando cae uno, empiezan a caer todos los demás.

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